El autobús ‘compartido’, un vuelco para el transporte tradicional

La empresa emergente originaria de Barcelona ha desarrollado una aplicación pensada para compartir de manera ágil y a un precio muy competitivo todo tipo de rutas, con lo que le ha dado un vuelco al tradicional sector del autocar.


La principal línea de negocio de BusUp, que no cuenta con flota de autobuses sino que llega a acuerdos con operadores locales de transporte, son los trayectos a polígonos industriales, que se organizan a medida tras realizar una encuesta de movilidad a los empleados para conocer sus horarios y rutas.


“Los clientes nos llaman y no sabemos ni cómo han llegado hasta nosotros porque no tenemos comerciales en la calle. Nuestra idea es innovadora y ha llegado a un mercado que está maduro”, ha explicado a EFE el consejero delegado y cofundador de BusUp, Rui Stoffel Fernandes.


En estos momentos, BusUp opera en el área metropolitana de Barcelona, donde está más extendido, una docena de rutas a polígonos, aunque también ha alcanzado acuerdos en Málaga, el País Vasco -gracias a un convenio con el gobierno autonómico- y Alcobendas (Madrid), entre otros puntos de la geografía española.


Tras cerrar 2018 con una facturación de cerca de 500.000 euros, la previsión inicial para 2019 era llegar a 2 o 3 millones, pero la compañía no para de ganar clientes y ahora confía en situarse en 5 o 6 millones si se cumplen las mejores expectativas.

Las ventajas del autobús compartido

El autobús compartido contribuye a reducir el tráfico en las carreteras, muy colapsadas en las grandes ciudades, y llega, además, en un momento en que hay mucha movilidad laboral y las empresas se plantean maneras de retener el talento, asegura Fernandes.


Además de los trayectos a los polígonos, que suponen el 80 % del negocio, BusUp se ha metido de pleno en las rutas para eventos y prepara, por ejemplo, servicios para el Carnaval de Sitges, contratado por el consistorio de la población, con el objetivo de facilitar la movilidad y reducir los accidentes que se derivan de la ingesta de alcohol.


Los eventos concentran ahora un 19 % de la actividad de la empresa, con clientes para cubrir festivales en Canet de Mar (Barcelona) Benicàssim (Castellón), Mallorca, Aranda de Duero (Burgos) y Badajoz, y el 1 % restante corresponde a rutas escolares.


La compañía, que opera en España, Portugal y Brasil, tiene el foco puesto en llegar en un par de años a más países de la Unión Europea, en especial del norte, y de Latinoamérica.


“Las rutas más cortas pueden costar unos cinco euros y, por ejemplo, ir de Barcelona a Canet de Mar para el festival sale por 7 euros el trayecto. El más caro que tenemos es uno que cubre 600 kilómetros de Bilbao al festival de Rototon de Benicàssim y vale 39 euros por trayecto”, explica el consejero delegado de BusUp.


Entre otros planes, la emergente estudia también fórmulas como una tarifa plana para una zona que permitiera subir y bajar del autocar en cualquier momento, ya que hasta ahora la normativa sólo permite llevar a personas de un punto a otro.


De cara a 2019, BusUp, nacida en 2016, pretende llevar a cabo una segunda ronda de financiación para consolidar el negocio que podría llegar a los 3-4 millones de euros. EFEfuturo

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