El LHC, la máquina más compleja jamás construida o un juego de niños

El objetivo principal del “colisionador” (un túnel circular de 27 kilómetros de diámetro construido en las afueras de Ginebra) es investigar las partículas más elementales de la naturaleza para entenderla; “es como chocar dos relojes para conocer qué tienen dentro y aprender a reconstruirlos”.


Los argumentos son del físico Alberto Casas, autor del libro “El LHC y la frontera de la física. El camino a la teoría del todo”.


La obra entra como número cien de la colección “¿Qué sabemos de?”, que ha editado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y que ha servido para revisar y actualizar precisamente el primer título: “El LHC y la frontera de la física” (2009), que él mismo escribió.


Y es que durante los últimos diez años los descubrimientos que se han realizado en el LHC han sido tan importantes y trascendentes para la ciencia y la humanidad como incomprensibles y enigmáticos para los profanos en esta materia.

El bosón de Higgs


Porque cuesta comprender qué es un “colisionador de hadrones”, cómo se acelera un protón, por qué este tipo de experimentaciones permiten conocer qué pasó después del “big bang”, o la trascendencia real que tuvo confirmar la existencia de una partícula bautizada como “bosón de Higgs”, también conocida, para embrollar más la comprensión y muy a pesar de los científicos, como “partícula de Dios”.


En declaraciones a EFE, Alberto Casas, especialista en Física Teórica y destinado en el CERN en diferentes etapas de su carrera científica, ha subrayado que el “modelo estándar” de la Física ya predecía la existencia del “bosón de Higgs” pero no se había conseguido descubrirlo.


Hoy, gracias al LHC, se conoce el “bosón” y se ha descubierto que sus propiedades “son las propiedades del propio vacío”, ha señalado el científico, y ha precisado que aunque un espacio esté aparentemente vacío está en realidad lleno del campo de Higgs, que ha definido, tratando de facilitar su comprensión, como “un líquido transparente que lo llena todo”.


Y conocerlo es muy importante para la Humanidad porque toda la física aplicada y la tecnología actual (la microelectrónica de la que están hechos los ordenadores o los teléfonos inteligentes) proviene de la física cuántica, ha subrayado el investigador.

El futuro del colisionador


Ha recordado que el Gran Colisionador de Hadrones se construyó con dos objetivos; el primero era descubrir el “bosón de Higgs”, explorar y estudiar esa partícula, y ha incidido en que ese avance “histórico” se logró en 2012 y justifica por sí mismo la construcción y el esfuerzo mundial que se ha realizado en esta instalación científica y tecnológica.


Pero a su juicio, el segundo de los objetivos que persigue el LHC puede incluso ser más importante y relevante, y es el de descubrir una nueva física más allá del “modelo estándar” sobre el que se basa todo el conocimiento actual.


Ganan así vida y sentido frases tan célebres como la que escribió Mario Benedetti: “cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”.


Alberto Casas sueña con que dentro de otros diez años le pidan revisar el libro que acaba de publicar porque se hayan hecho nuevos e importantes hallazgos en el Gran Colisionador de Hadrones, pero también con que la sociedad esté cada día más familiarizada con el alcance y la trascendencia de esos descubrimientos. EFEfuturo

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